Cine, alucinaciones, fotografía, desilusiones, vídeo, conspiraciones, todo para mantener la mente activa.

martes, 10 de noviembre de 2009

My winnipeg

“Maybe I can film my way out of here!...
this time I'm leaving for good… again!”

- Guy Maddin


Me quedaste mal, Guy Maddin! Me prometiste una película que sería mitad documental, mitad fantasía, pero me diste el documental más accesible de tu carrera y te quedaste corto en la fantasía… o fue al revés?.

My Winnipeg, como en Maddin’s Winnipeg, o sea Winnipeg según Maddin. Con las mismas variaciones de la verdad que le hacen afirmar que Brand upon the Brain es 95% verídica, Maddin nos cuenta la historia de su natal Winnipeg y su intento definitivo por escapar de su campo magnético, esta vez documentando/exorcizando todo lo que lo une a la ciudad, empezando por su familia y su tormentosa relación con su madre. Maddin mezcla imágenes de archivo, videos familiares, y reconstrucciones de momentos claves de su infancia/adolescencia utilizando actores para representar a sus hermanos, pero no a su madre, según afirma en su narración, aunque en realidad no es hijo de la legendaria Ann Savage. Utilizando el estilo silent avant-garde a la poverty row, al que ya nos tiene acostumbrados, y al unirlo con las legendas de Winnipeg y su propia imaginación, nos hace dudar de la veracidad de las historias… no… nos hace estar seguros que todo es la interpretación subjetiva de Maddin. Pero la manera en la que corta a video en color para mostrarte el MTS auditórium (léase Mt o empty, por la luz neón de la “s” fallando en el momento preciso), junto con la narración, obviamente molesta, del propio Maddin, te hacen dudar una vez mas de la fantasía, en momentos se vuelve tan objetivo y directo que podemos ver las cosas en full color. Que lo de los caballos sea cierto, porque eso sería hermoso.

Momentos tan increíbles como el “If Day”, en el que (falsos) Nazis invadieron la ciudad y la renombraron “Himmlerstadt”, parecen ser ciertos. Y cosas tan posibles como el incorruptible alcalde, metido en un escándalo por la selección del Golden Boy, un concurso de belleza masculina, parecen no ser tan ciertas. Pero es el Winnipeg de Guy Maddin y todo es posible y todo es cierto, pues no hay nada mas subjetivo que la verdad. Yo también quisiera vivir en ese Winnipeg, de historias fantásticas, de sonámbulos y vías alternas. Posiblemente es más interesante que el propio Winnipeg.


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